viernes, 26 de abril de 2013

La Ejecución de Sacco y Vanzetti


“Solamente quiero decirles que soy inocente, que nunca cometí un crimen, a pesar de que algunas veces incurrí en errores….soy inocente de todos los crímenes; no solo de este, sino de todos. Soy un ser humano inocente” fueron las palabras de Bartolomé Vanzetti, de 39 años de edad, inmigrante italiano y de profesión vendedor ambulante de pescado, a las cero horas y veinte minutos del día 23 de agosto de 1927 al momento de sentarse en la silla eléctrica. A continuación, se dio la orden de activar la descarga que terminaría con su vida.
“¡Viva la anarquía!” había gritado allí diez minutos antes, previos a su muerte en la misma silla, Nicola Sacco, de 36 años de edad, de profesión zapatero y origen italiano. Su cadáver se encontraba, detrás de un biombo, en una camilla verde dispuesta en aquella sala de ejecución.
La electrocución se llevo a cabo en la prisión de Charlestown, Massachusetts (EE.UU.), fuertemente custodiada por unidades policiales pertrechadas con fusiles y vehículos blindados. El despliegue represivo, sin embargo, no impidió que en las inmediaciones de la cárcel se reunieran miles de manifestantes que consideraban que el proceso contra Sacco y Vanzetti, militantes anarquistas, había estado plagado de irregularidades y que las pruebas aportadas en contra de ellos no eran suficientes.
Fotografia de Sacco y Vanzetti
Los dos inmigrantes italianos habían resultado condenados luego de ser declarados culpables del asesinato de Frederick Parmentier, cajero de la fábrica de zapatos Slater & Morril, con sede en South Braintree, Massachusetts, y del guardián Alessandro Barardelli, ocurrido el 15 de abril de 1920.
Los hechos
La detención de Sacco, que llevaba un revolver, y Vanzetti tuvo lugar el 5 de mayo de 1920, cuando se encontraban en una auto que había sido visto en las cercanías del lugar donde se había producido el doble asesinato. Ajenos al crimen, lo que realmente preparaban los dos arrestados era la organización de los actos de protesta por la muerte del anarquista Andrea Salcedo que, según las autoridades, se había “suicidado” al tirarse desde el piso 14 de las dependencias policiales en las que estaba detenido.
Después de que, el 14 de julio de 1921, un jurado declarara culpables a Sacco y Vanzetti de los asesinatos cometidos en South Braintree,  se sucedió un periodo de seis años en el que su defensa presento diversas mociones para la aportación de nuevas pruebas e interpuso varios recursos. Esto hizo que Alvan Tufts Fuller, gobernador de Massachusetts, nombrara para estudiar el proceso a un comité compuesto por Abbott Lowell, rector de la Universidad de Harvard; Samuel Wesley Stratton, director del Instituto Tecnológico de Massachusetts, y Robert Grant, ex juez. Luego del informe, el 3 de abril de 1927, el magistrado Webster Thayer sentencio a muerte a Sacco y Vanzetti.
Escándalo internacional
Protesta en contra de la sentencia 
 Sin embargo, la creencia de que la sentencia se debía a una maniobra político-judicial por su condición de inmigrantes y anarquistas hizo que el caso alcanzara dimensiones internacionales y que en todo el mundo se produjera numerosas manifestaciones de apoyo. Madame Curie, Dorothy Parker, Albert Einstein, Máximo Gorki y Bertrand Russell, entre otras personalidades, se sumaron a las movilizaciones que se llevaron a cabo para reclamar la libertad de los acusados.
“No tuvieron un proceso justo, porque tanto el juez como el fiscal tenían prejuicios contra los extranjeros y los disidentes, porque en el juicio domino un clima de histeria política. Se debe limpiar de manchas e injurias, para siempre, el nombre de sus familias y el de sus descendientes” fueron la palabras que pronuncio el 23 de agosto de 1977, en el aniversario 50 de la ejecución, Michael Dukanis, gobernador de Massachusetts, y candidato demócrata a la Casa Blanca en 1988, para reivindicar la memoria de los dos inmigrantes italianos.
Años más tarde, en 1977, se inauguró en la ciudad de Boston un bajorrelieve en memoria de los dos anarquistas, realizado por el artista estadounidense Gutzon Borglum, autor de las enormes esculturas de los presidentes norteamericanos en el Monte Rushmore, en Dakota del sur.
Borglum decidió esculpir ese bajorrelieve como acto de desagravio por la negativa del de presidente Calvin Coolidge de no conmutar la pena de Sacco y Vanzetti en 1927. Muerto en 1941, el artista ofreció la escultura a Boston en repetidas ocasiones, pero las autoridades de esa ciudad no la aceptaron hasta 1977, cuando ostentaba la alcaldía de la ciudad Thomas Menino, de origen italiano.
Repercusiones en Argentina
 Nuestro país fue uno de los más importantes centros de protesta mundiales por su numerosa colectividad italiana.
Las protestas más cruentas contra la ejecución de Sacco y Vanzetti fueron perpetradas por el anarquista italiano Severino Di Giovanni, quien escribió notas para su diario, Culmine, para el L’Aduanata dei Refrattari, entre otros.
El 16 de mayo de 1926 hizo explotar una bomba en la embajada norteamericana, cosa por la que fue detenido y liberado a las 48 horas. También hizo volar la estatua del general Washington el 21 de julio de 1927.
El día de la ejecución se declara un paro general de trabajadores de 24 horas en Buenos Aires, la cual tiene gran acatamiento popular. Incluso destruyo con una bomba, el 26 de noviembre de 1927,  la tabacalera Combinados ya que la viuda de Sacco le comento en una carta, que le envió después de la muerte de su marido a Severino, que dicha cigarrera planeaba lanzar al mercado la marca de cigarrillos Sacco & Vanzetti. También vuela las sedes de Citibank y el Banco de Boston el 24 de diciembre de 1927.
En diciembre de 1928 el presidente norteamericano Herbert Hoover planea visitar la Argentina  y los anarquistas planean volar el tren en el que viajara pero el operativo es descubierto y los conspiradores son detenidos. 

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